Lo políticamente correcto

La sociedad esta encaminándose hacia un camino sin creatividad. Donde se premia el pensamiento único. Vivimos en la tiranía de lo políticamente correcto, el gran enemigo de la creatividad y los pensamientos disruptivos. Todo lo que no esté dentro de la corriente principal de pensamiento, se ataca y se aísla por la mayoría. En cualquier conflicto que surja, se aplica la reducción simplista de “conmigo o contra mi”. Dentro de esta polarización, se radicaliza la opción más extendida. Se llega hasta la imposición de la opción mayoritaria, que no implica que tenga que sea la correcta. Lo podemos ver en las redes sociales. Que se potencia por el anonimato que ofrecen. Cuando se genera una corriente mayoritaria, el resto de opciones se ven silenciadas por la presión social. En realidad, esto no es una cuestión moderna, siempre ha habido minorías y se han llamado cultura underground, subcultura y contracultura.

La creatividad y la innovación no podía quedarse al margen de estas acciones. Por lo que esta tendencia de pensamiento único y políticamente correcto mata cualquier atisbo creativo. Las corrientes mayoritarias generalmente no entienden la creatividad y de ahí es donde nace precisamente la decadencia de la creatividad.

Por sistema, se ha “enseñado” a no trabajar la creatividad, por lo que provoca rechazo y pereza en la mayoría de las personas. En cambio, las personas creativas se vuelven más cerradas con los no creativos y se buscan entre las personas creativas. Se generan comunidades . A mi punto de ver, al unirse diferentes personas creativas se alimentan mutuamente. Así surge más creatividad.

Actualmente, vivimos un boom mediático de la creatividad, ha pasado de algo minoritario y poco conocido, a ser el mantra habitual en las estrategias comerciales de marketing. Dicho de otra forma, cualquier idea creativa que introduzca incertidumbre, provocará molestia y gente ofendida. En la actualidad, cualquier acción creativa o innovadora está coartada por lo que es comercialmente vendible y no provoca incertidumbre. Solo se acepta lo que se puede ejecutar desde el sector del marketing. Se etiquetan como creatividad e innovación cosas que no son.